martes, 3 de mayo de 2016

La Espada de Satán II (La Guerra).
















Los pelos se erizan de miedo recordando el estruendo de la batalla. Pero ¿quién es tan tonto para acampar en el infierno? Sólo una burbuja de lo que es la vida revolotea por las arenas con un fusil desgastado en la mano.

¿Porqué te aferras a la vida, soldado de los ricos?

Tengo miedo de morir.
Pero si ya estás muerto.
No como los que yacen en suelo.
También en el suelo te veo a ti.
El viento seca la boca, ya árida de tanto odiar y la piel toma el color de las arenas y la vida se escuece con el calor y el cuerpo se desgrana en millones de partículas: un desierto. Nada.
Nuestra bandera sigue en pie.
Pero sus hijos están en el suelo, ¿qué madre deja morir a sus hijos hechos arena?
El honor, la gloria. Eso no tiene precio.
¿Cuántos quintales de salitre vales? ¿Cuánto pesa la mierda en tu culo?
La burbuja autómata sigue caminando hacia ninguna parte. El fusil ya le cuelga y lo agarra con una mano arrastrando la culata que choca contra cuerpos en el suelo. Partes duras y partes blandas. Cartílagos y dentaduras desarmadas. Los pies le pesan y dan la impresión de quedarse pegados por la sangre que se comienza a secar. Lo llama.
Ganamos la batalla. Estoy orgulloso.
¿Lo estas?
No. Quiero irme a casa.
Ándate.
Pero no puede porque esta atrapado en el sopor del desierto, entre restos de cuerpos humeantes, entre la pólvora y el olvido. Ahí estaban sus amigos y enemigos, pero ahora son nada. Es que nunca fueron nada. Nunca hubo diferencia entre el uno y el otro.
Pero ellos descuartizaron a un batallón completo.
Y de que sirvió. Ahora son todos iguales.
Había que tomar represalias.
Mira esto. Son sólo excusas baratas. !Mira esto hombre! 
Los ojos de la burbuja con fusil se llenaron de agua.
Luego, se fue...
La espada dice: sólo los tontos mueren en la guerra.